martes, 14 de noviembre de 2017

Akelarre


•Título Original: Akelarre
•País: España
•Año: 1984
•DirecciónPedro Olea
•Género: Histórico, Drama, Brujería, Catolicismo
•Idioma: Español
•Duración: 92 min. 
•Tamaño: 985 MB 

Sinopsis:
En un alejado villorio de Navarra, España, a finales del siglo XVI, la gente del lugar vive tranquila con sus costumbres, legadas de ancestrales tiempos. Hasta que un día llega a oídos de la inquisición que las costumbres de aquel pueblo colindan con la herejía, por lo que la santa institución envía a uno de sus representantes a investigar los rumores. Adaptación histórica basada en un proceso por brujería ocurrido en el valle de Araitz en 1595.


"Las miserias morales del medievo, el despotismo feudal de los nobles, la injusticia, el abuso y el fanatismo religioso liderado por la iglesia, más preocupada por proteger sus privilegios, es lo que recrea esta excelente película inspirada en hechos parecidos ocurridos en el señorío de Andueza en 1595. Todo ello en unos parajes idílicos, donde la naturaleza del paisaje se muestra en toda su belleza, en este caso por tierras navarras con su peculiar idiosincrasia. Sus ancestrales ritos paganos, su cultura popular y sus gentes sencillas son atropelladas por los intereses bastardos y patriarcales del cacique del lugar y sus esbirros, apoyado por la represión y la crueldad del "Santo Oficio", brazo ejecutor de la iglesia católica de infausto recuerdo, por sus inhumanas torturas y sus tribunales inquisitoriales.

Pedro Olea me parece un director infravalorado que no tiene el pedigrí intelectual de otros famosos cineastas coetáneos. Seguramente por hacer un cine diáfano y visceral, de una fisicidad asombrosa, de una sensualidad desbordante y de humanidad conmovedora, porque su cine no es alambicado ni pedante, no es tedioso ni de una calculada ambigüedad moral, o políticamente correcto que tanto seduce a la crítica pomposa presuntamente culta. El acercamiento del cineasta recuerda al estilo de denuncia social y religioso de películas como “Dies Irae” de Dreyer o las obsesiones, referidas siempre a la contraposición entre dos formas de entender el cristianismo: el amor sagrado y el amor carnal. Nos muestra crudamente la intransigencia que el amor corporal despierta en una congregación de inquisidores que, so pretexto de brujería, imponen al amor y la fiesta pagana el sacrificio de la hoguera.

López Vázquez realiza una esmerada composición del licenciado representante de la Santa Inquisición, un ladino calculador e inquietante por su aplomo, cuyo fanatismo le obliga a flagelarse para aplacar su conciencia reprimida. Excelentes Mary Carrillo (Amunia) y Silvia Munt (Garazi) como mujeres humilladas y acusadas de brujería que sufren el calvario y la ira del poder patriarcal contra la sabiduría femenina. En tiempos de oscurantismo, superstición, envidias y falsas acusaciones de algunos lugareños, el curanderismo femenino frente al médico hombre, la ignominia y el abuso del patriarcado representado por el poder violento, el útero representado por la cueva donde se reunía la plebe frente al falo de la iglesia. La lucidez de Amunia es transmitida a Garazi que recoge el testigo de la rebeldía femenina ante la imposición machista. (...)" (F)






PELÍCULA:

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